Positivo para “Shakiros”

09.10.2018

Lo que nos hace recordar a Shakira, también los Gobiernos de los últimos 25 años que se han hecho los ciegos, sordos y mudos ante los reclamos por financiar la Universidad pública"

No solo es el deleite de caderas, o haber inmortalizado a un tal Ublime en el Himno nacional, lo que nos hace recordar a Shakira, también los Gobiernos de los últimos 25 años que se han hecho los ciegos, sordos y mudos ante los reclamos por financiar la Universidad pública.

El tema no es menor, desde hace 25 años las universidades públicas del país reciben los mismos 4 pesos de alforja para cubrir sus gastos de funcionamiento, sin importar que su gasto aumentan porcentualmente más allá del establecido por el porcentaje del IPC.

Hoy, muchas universidades públicas se encuentran abnegadas al cierre, uno anhelaría que las preocupaciones de la academia fuesen otras, direccionadas a patentar avances, o generar soluciones al caos social que nos aqueja, y que siguiese formando a mas colombianos para que superen la línea marginal de pobreza a partir de un título profesional que los ingrese al mercado laboral.

Pero no, toda la clase académica del país, desde los rectores que gestionan de lomo mejoras presupuestales, hasta docentes que con uñas y sacapuntas investigan para mantener sus salarios, le piden al Gobierno nacional que dentro de sus prioridades financie a nivel universal la educación que puede garantizar mejores tiempos de desarrollo al país.

Esto no es nuevo, en el 2011 muchos estudiantes universitarios de la época lideramos movilizaciones coloridas en ideas para derrotar una reforma a la Ley 30 que iba en dirección del desastre presupuestal que tenemos hoy. Esto impulsó la creación de la MANE como movimiento de permanente debate sobre la educación superior, que se desvaneció en los siempre desaciertos políticos de la izquierda estudiantil.

Por el lado de docentes y directivos universitarios, estos han generado informes de financiamiento, propuestas de mejora e incluso debates académicos sobre la bondad de financiar la educación pública superior como parte de solución a los problemas estructurales que como país tenemos.

Todas estas voces, gestos e intenciones de estudiantes, docentes y directivos universitarios han recibido por parte de los gobiernos de los últimos 25 años el mismo trato, el de la indiferencia mediática, como si fueran "Shakiros" ciegos ante el déficit, mudos ante la crisis y sordos ante las soluciones que no han querido ofrecer.

Es evidente que el asunto es de plata, ya las universidades no aguantan un año más sin que se les financien estructuralmente, muchas de estas cobran matriculas muy por encima de la oferta privada, y prescindir de cuanto sea posible para mantenerse en funcionamiento y no llegar al cierre.

Otras acuden a la oferta de servicios para suplir el déficit, desvirtuando la naturaleza misma del Alma mater, y en el peor de los casos, hay las que con piruetas, súplicas y malabares ahorran en gastos para mantenerse en pie.

Como hijo de la educación pública, estoy agradecido con esta porque me sacó de la trampa de pobreza en la que nacemos por cuenta de tontas desigualdades, y a lo sumo si no tuviéramos gobiernos Shakiros, la cobertura de las universidades llegara a regiones donde lo único seguro es el pan de cada mañana.

La característica esencial de los países mundialmente competitivos, es contar con sistemas de educación superior completamente financiados, no al punto de derroche, pero si alejados de la súplica recurrente para que haya una mejor oferta publica universitaria.

Es posible que como país incluso tendremos temas más sensibles por el cual preocuparnos, el reciente asesinato de una niña en Fundación, o el posible rearme de las FARC, e incluso las tendientes reformas que se tramitan en el Congreso.

Sin embargo este 10 de octubre tomarse las calles para pedir plata para nuestras universidades tendrá un efecto analgésico a estos males, porque muchos de las malas circunstancias del país, desde los gobernantes sordomudos que elegimos, hasta las tragedias individuales que vivimos, pasan por tener el talante de ser una nación sin oportunidades, las cuales solo puede brindar sanamente una educación superior que forme profesionales que en saberes procuren un mejor bienestar para todos.

El 2019 pinta como un año bastante móvil en reclamos sociales, y la educación estará en las primeras planas de un país que como nación se sigue extraviando en los ciegos, sordos y mudos que hemos elegido para gobernar.

Ñapita: No se necesita una reforma a la justicia, al igual que las Universidades, necesitamos más billete, allí la crisis también radica en desfinanciación.

Por: ALVARO PADILLA
Abogado - Columnista 

MARCHA ESTE 10 DE OCTUBRE POR LA UNIVERSIDAD PÚBLICA

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