EL DEBATE DE FONDO
Por lo que ampliar la base del IVA no tiene otro fondo que cargar en los consumidores el hueco que generará el bajar el impuesto corporativo. Cambiar tributación directa progresiva por indirecta regresiva. Es la lógica perversa ante la que estamos, con el sofisma de que la tributación corporativa es muy alta.

Al igual que Silvestre Dangond me gusta tener el público al día con el hit de moda. Y si de estar a la moda se trata, el tema que hoy ocupa y preocupa a trabajadores, empresarios, académicos, políticos y demás sectores es el de la reforma tributaria llamada con el eufemismo de ley de financiamiento, que empezará trámite en el Congreso de la República en estos días, con el acelerador puesto para ser aprobada antes que finalice el año.
Eufemismo porque su propósito de fondo no es el financiamiento, como lo ha pretendido mostrar el gobierno nacional, quien demagógicamente la ha presentado como necesaria para cubrir el faltante fiscal de 14 billones de pesos y poder mantener los programas sociales, por lo que justifica sus medidas alcabaleras. Así como tampoco lo es él aumentar la equidad del sistema y el crecimiento económico, objetivos con los cuales siempre se presentan las reformas tributarias, aun cuando han buscado lo contrario.
La manera como se presentan las cosas no es la manera como son; y si las cosas fueran como se presentan la ciencia entera sobraría, decía un pensador alemán del siglo XIX. La forma como el gobierno y los medios de comunicación han presentado la reforma tributaria no es como en realidad es, o sino la macroeconomía sobraría.
Sí, la macroeconomía porque la política tributaria, hace parte de la política fiscal del Estado, que junto con la política de endeudamiento y la patrimonial, se materializa el poder fiscal en cuanto a ingresos, y por otro lado en la presupuestaria se materializa el poder fiscal en cuanto a gastos.
Por lo tanto, al hacer un estudio juicioso del articulado de la ley de financiamiento, más allá de los tecnicismos de cada impuesto, en el fondo de la reforma, en sus fundamentos económicos, está la fracasada idea de bajarles impuestos al capital y reemplazarlos gravando más el trabajo y el consumo, porque de esta manera se impulsara el crecimiento de la economía. En los últimos 30 años todas las reformas tributarias (más de 15 desde 1990) han tenido esa lógica, y ninguna ha dado los resultados esperados, pero si han aumentado las ganancias de los más ricos y vuelto más precaria las condiciones de las clases medias y bajas.
Lo que busca esta ley de financiamiento es bajarle impuestos a personas jurídicas, disminuyendo la tarifa nominal en renta y otorgándoles más beneficios a las empresas, lo que según el economista Eduardo Sarmiento generaría un hueco de 10 billones de pesos al fisco, que se cubriría con la ampliación del IVA a más productos (entre esos la canasta familiar) y el aumento de la tributación de las personas naturales.
Ampliar la base del IVA no tiene otro fondo que cargar en los consumidores el hueco que generará la disminución de impuesto corporativo. Cambiar tributación directa progresiva por indirecta regresiva. Es la lógica perversa ante la que estamos, con el sofisma de que la tributación empresarial es muy alta.
En Colombia ha hecho carrera la tesis que las tarifas de los impuestos corporativos son muy elevadas y con ese diagnóstico impulsan las reformas tributarias para disminuirlas. Pero por cuenta de los diferentes beneficios tributarios, la tasa efectiva de tributación ha sido muy inferior a las nominales. Según el trabajo de Hernán Rincón y Martha Delgado del Banco de la República, titulado ¿Cuánto tributan efectivamente el consumo, el trabajo y el capital en Colombia? se concluyó que durante el periodo de 1994-2016 la tasa efectiva de tributación del capital fue del 17%. Investigación que desmonta la mítica idea de la tributación corporativa muy alta.
El debate no es solo en Colombia. El gobierno de Donald Trump con la misma tesis, bajó el impuesto corporativo de 35% al 21%. Se decía en la economía crecería y con esto se compensaba el recaudo para disminuir el déficit fiscal. ¿qué ha ocurrido? Según Catherine Rampell, analista económica de The Washington Post, el recorte fiscal ha sido un fracaso. No redujo el déficit fiscal, no favoreció a la clase media y baja y por el contrario los beneficios se quedaron en el quintil de ingresos más altos, es decir entre los más ricos.
Diversos estudios han demostrado lo efectivo que son los impuestos progresivos a la hora de redistribuir la riqueza y generar crecimiento económico con equidad. El economista francés Tomas Piketty, en su obra El Capital en el Siglo XXI, demostró tomando datos de una veintena de países, qué el gravar al capital no disminuye la productividad y que en los países donde se han establecidos sistemas tributarios progresivos han gozado de mayor crecimiento económico y bienestar de su población.
El esquema de financiar los estados con mayor tributación indirecta (regresiva) que directa (progresiva), ha generado una de las mayores concentraciones de la riqueza en la historia de la humanidad. En el caso de Colombia, país que cuenta con una de las desigualdades más altas del planeta, donde el 1% de los más ricos percibe el 21% del ingreso nacional y es dueño del 40% de la riqueza, los efectos en la redistribución de su sistema tributario basado en dicho esquema, son nulos.
Por tanto la ley de financiamiento no traerá un sistema más equitativo sino uno más desigual al aumentar la tributación indirecta; tampoco generará crecimiento económico porque al golpear los ingresos de las clases medias y bajas, llevará a contraer la demanda, por la disminución del consumo de los hogares consecuencia de los efectos inflacionarios generados por el IVA a la canasta familiar; y no aumentará el recaudo en la medida que lo que busca es compensar el faltante fiscal generado por el recorte de impuestos a las empresas.
Así las cosas, aquí el debate de fondo es cambiar la fracasada teoría que bajándole impuestos al capital y subiéndoselos al trabajo y al consumo, se generará crecimiento económico con equidad, por lo que la tarea es tumbar la regresiva reforma del presidente Duque, que en materia macroeconómica es más de lo mismo que se ha venido haciendo en los últimos 30 años.
Posdata: el lunes 12 de noviembre vamos al Estadio Sierra Nevada a ser testigos del ascenso del Unión Magdalena a la categoría A del Fútbol Profesional Colombiano.