¿CUÁL ES EL VERDADERO FRAUDE?

21.06.2018

Viáticos, contratos, rosca, clientelismo, favoritismo, tráfico de influencias, malos liderazgos, robo de gestión, entre otros, (...) el verdadero fraude ha sido elegir a quienes hoy no representan ni su propio nombre".

Un tema que es moda en la "Unimagdalena society" y que pasó de ser un simple rumor de pasillo a convertirse en una discusión casi que masiva en redes sociales, cuyo desenlace ha sido más esperado que cualquier novela de RCN o CARACOL es, como pudo haber dado algo de idea el título de esta columna: el fraude, más concretamente, el supuesto fraude en el examen de suficiencia de inglés.

Los perfiles de usuarios de Facebook e Instagram y las páginas de humor y grupos de WhatsApp fueron los principales medios para que se estructurara y formulara la pregunta millonaria: ¿hizo o no hizo fraude? Ese interrogante, que me recuerda muy jocosamente lo que vivieron los colombianos hace ya varios años con el proceso 8000, "¿sabía o no sabía?", se expandió más rápido que la cadena de WhatsApp que hablaba acerca de la supuesta hija escondida de Gustavo Petro. Como es costumbre, todos comenzaron a hacer sus propias especulaciones, conjeturas, muchas críticas y pocas investigaciones, bastantes señalamientos de culpabilidad y muy pocos defensores; una muestra más de lo sencillo que es para el ser humano sacar conclusiones apresuradas o convencerse a sí mismo de aquello que quisiera que fuera, pues, en el fondo, muchos deseaban que el supuesto fraude fuera real.

Las últimas horas han sido, probablemente, las más caóticas y quizás al mismo tiempo de calma para el representante ante el Consejo Superior, pues al fin sale a la luz lo que parece ser la verdad acerca de todo lo que sucedió y no sucedió, la respuesta, como siempre, parece ser más sencilla y menos extraordinaria que todo aquello que se pudo llegar a decir: no hubo fraude. Eso es al menos lo que hasta ahora se ha podido comprobar; la petición reveló el permiso concedido, el día en que realizó el examen, quién lo cuidó, por qué no estaba en la lista y hasta dejó saber que el representante, al igual que gran parte de la comunidad (me invluyo), de inglés pocón, pocón.

Lo que parecía ser una tormenta de nunca acabar ha ido, para tranquilidad de los cardíacos, cesando y aclarándose. Muchos buscarán ahora la manera de probar que hubo alguna irregularidad mientras otros, como es costumbre en el país, terminarán olvidando o al menos llevando a un quinto plano todo lo que sucedió. Que si hubo tráfico de influencias, que si se fue con dineros propios, que si eran dineros de la U, que si había ido dos, tres, cuatro o más veces a Bogotá a las altas cortes (actividad que desarrollan los estudiantes de Derecho al ingresar a consultorio cuatro), que si se justifica o no el haberlo hecho después, etc., etc., etc. Sin embargo, por ahora sólo sabemos que no hubo fraude, al menos no el tipo de fraude que en inicio se esperaba.

Conociéndose ya las primeras declaraciones al respecto de esta epopeya universitaria surge para mí una pregunta mucho más importante, una más general, el interrogante que le dio inicio a esta columna: ¿Cuál es el verdadero fraude?

Más allá de lo que puedan pensar los lectores, estoy convencido de que aquello que motivó al estudiantado a protestar, exigir respuestas y señalar críticamente no fue simplemente la idea de "es que él, como es representante, no hizo el examen y lo ganó", sino más bien un sentimiento más profundo, es toda una masa que (aparte de este hecho y muchos más), se ha venido formando en la Unimag, el fraude de los representantes.

Viáticos, contratos, rosca, clientelismo, favoritismo, tráfico de influencias, malos liderazgos, robo de gestión, entre otros, son los abanderamientos de la representación actual de la Unimag, en eso se ha convertido la lumbrera del liderazgo universitario; el verdadero fraude ha sido elegir a quienes hoy no representan ni su propio nombre. Quienes convencieron, movieron y realizaron todo tipo de maniobras teatrales para estar donde están, son hoy para muchos estudiantes un vago fantasma, pues una gran mayoría no recuerda ni sus nombres y de sus promesas de representación sólo quedan viejos folletos en la basura. El hecho bochornoso más grande que hoy se ha cimentado en la Unimag, respecto a la comunidad estudiantil, no es, al menos no para mí, el fraude en el examen de suficiencia de inglés (o el del examen de admisión, es un tema para tratar más adelante), sino la ausencia de legitimidad que tienen hoy quienes deberían velar por nuestros intereses, esos que están en boca de tantos sólopor temas como "si gestionó o no los casilleros", "hizo o no hizo fraude", "votó que sí a que quitaran inclusión y permanencia a los que tenían jóvenes (este también es otro tema de interés) o si sólo votó que sí en el superior", "si es o no cercano al rector", "que si hizo o no el favor a los estudiantes", "cumplió o no cumplió con algunas de sus propuestas", "que si ya se graduó es o no representante", etc., etc., etc.

Nadie, nadie discute hoy la buena labor de los representantes, su buena gestión, y es que, lastimosamente, no podemos discutir si ha sido buena o mala simplemente porque no la ha habido (excluyendo, claro, a quienes sí han aportado su granito de arena y han servido al estudiantado, algunas golondrinas).

Sin ánimos de restarle importancia al tema del inglés (esperemos se aclare todo), pienso que debemos reflexionar hoy como estudiantes y es por eso que invito a toda la comunidad de la Unimag a que haga el ejercicio y se respondan, cuando tengan el tiempo, la siguiente pregunta: ¿no son muchos de los representantes actuales el verdadero fraude?

Por: DIEGO TORRES
Estudiante de Derecho y Parlamentario Andino Universitario

© 2018 Portal Aula Libre | Todos los derechos reservados
Creado con Webnode
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar